Conoce y aplica el Design Thinking como metodología para favorecer la innovación y la resolución de desafíos en tu negocio.
En un mundo empresarial tan dinámico como el de hoy en día, incorporar mecanismos de apoyo a la planificación estratégica se convierte en una ventaja competitiva.
Utilizar procesos interactivos para entender las necesidades de los clientes, abordar los problemas desde un enfoque diferente, así como también descubrir y accionar soluciones eficaces para cualquier situación, son algunos de los beneficios de implementar el Design Thinking.
¿De qué se trata el Design Thinking?
El Design Thinking es una metodología originalmente utilizada para el diseño de productos. Se basa en la manera creativa en la que un diseñador piensa al momento de crear sus propuestas. Actualmente, este modelo ha sido adoptado por las empresas para facilitar la toma de decisiones a cualquier nivel.
El proceso lógico del Pensamiento de Diseño es ideal para crear productos y servicios, desarrollar ideas de negocio, al igual que mejorar procedimientos. A través de un conjunto de principios y prácticas, este enfoque es especialmente empleado para solventar diferentes problemas de forma creativa.
Uno de los promotores más importantes del Design Thinking es Tim Brown, diseñador Industrial inglés, profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Stanford y co-fundador de la consultora internacional de diseño e innovación IDEO.
Brown define esta disciplina como “un enfoque de innovación centrado en el ser humano que se nutre del conjunto de herramientas del diseñador para integrar las necesidades de las personas, las posibilidades de la tecnología y los requisitos para el éxito empresarial”.
Pasos para desarrollar el Design Thinking
Para aplicar el Design Thinking es necesario pasar por varias etapas divergentes en las que se recopila gran cantidad de información, del mismo modo que etapas convergentes para acotar las fases.
1. Empatizar
La empatía tiene que ver con ponerse en el lugar del otro. En el caso de las empresas, podría entenderse como mirar desde la perspectiva del usuario o cliente.
Conocer a profundidad sus necesidades, gustos y deseos para poder ofrecer la solución adecuada que cubra sus requerimientos. Utilizar técnicas como el Customer Journey es muy útil cuando se intenta indagar sobre la experiencia de los clientes en cuanto al uso de un producto o servicio.
2. Definir
En este paso se debe determinar cuál es esa insuficiencia que hay que resolver para poder alcanzar los objetivos del negocio de manera exitosa.
Un esquema que ayuda a definir el problema es la construcción de la frase Usuario+Necesidad+Hallazgo conocida como Punto de Vista (POV). El POV es establecido en consenso con el equipo de trabajo.
3. Idear
Abrirse a distintas posibilidades y escenarios por extravagante que sean, es vital en este punto. Pensar en miles de soluciones incluyendo varios actores que aborden la situación desde diversos ángulos facilita este proceso. En este momento, el uso de lluvia de ideas y mapas mentales puede ser de gran ayuda.
Para avanzar al siguiente paso, se seleccionan las propuestas en torno a criterios entre los que se suelen encontrar: viabilidad económica, factibilidad técnica y deseabilidad por parte de los usuarios.
4. Prototipar
Es hora de darle forma a las ideas, construir modelos tangibles que representen las posibles soluciones en el mundo real. Los prototipos pueden ser constituidos por ilustraciones, bocetos, diseños 3D, sketches o actuaciones. Es importante minimizar el consumo de cantidad de recursos y tiempo en esta etapa, ir tomando lo que funciona y descartando el resto.
5. Testear
Es aquí donde se da a conocer el prototipo a diferentes usuarios para que lo prueben. Aprender, cambiar y mejorar son aspectos a tomar en cuenta durante el testeo. A partir de esto, se pueden efectuar los ajustes necesarios para crear el producto o concepto final.
Es importante mencionar que la implementación del Pensamiento de Diseño no es lineal ni definitiva. De hecho, el equipo está abierto constantemente a profundizar en la empatía, redefinir el problema, incluir ideas e inclusive retomar prototipos desechados en algún momento.
Al final, lo importante es encontrar la solución más óptima, que muchas veces resulta ser innovadora. El poder del Design Thinking se concentra en ser capaz de ir más allá de los paradigmas establecidos y así repensar de forma creativa productos, servicios, experiencias y procesos internos de los negocios.
¿Habías escuchado sobre esta metodología? ¿En qué situaciones la aplicarías? Cuéntanos en las redes sociales.
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