Las redes de comunicación requieren un mecanismo que les permita identificar cada uno de los dispositivos que se conectan a ellas, es así como nace una dirección IP.
IP son las siglas de Internet Protocol, y se utiliza para el intercambio de paquetes de datos entre los equipos conectados a una red. Entonces, una dirección IP es un conjunto de números que denomina de forma jerárquica y lógica al elemento de conexión de un dispositivo (interfaz en red).
Tipos de direcciones IP
Probablemente en muchas ocasiones has escuchado hablar de IP públicas y privadas, y aunque están constituidas del mismo modo, sus razones de ser son distintas. Una IP pública es el código identificador de una red hacia el exterior y es asignada al router por el proveedor de servicio.
Por otro lado, las IP privadas se conceden a cada artefacto vinculado a nuestra red interna (pc, tablets, teléfonos móviles, entre otros), esta distribución por lo general es realizada por el router de forma dinámica a través de un servidor DHCP (Dynamic Host Configuration Protocol), al igual que puede hacerse manualmente mediante un servidor de red designando IP estáticas.
En otro orden de ideas, hablemos acerca de otra manera de clasificar a las IP. Al principio de la era del internet se creó el protocolo IPv4. Este protocolo ofrece una cantidad aproximada de 4.300 millones de direcciones IP, sin embargo, en la actualidad ya no cuenta con IP nuevas disponibles funcionando solo con la reutilización de las ya existentes.
Ante este hecho, para el año 1998 ya se había diseñado un nuevo protocolo IPv6 codificado en 128 bits capaz de ofrecer 340 sextillones de direcciones, lo que ofrece la oportunidad de proveer miles de millones de IP por habitante del planeta.
Este protocolo está destinado a sustituir al IPv4, pero es un proceso lento hasta el punto de que a finales de 2019 aproximadamente solo el 30% de los dispositivos conectados a internet a nivel mundial, lo hacían mediante IPv6.
El Internet de las Cosas y las direcciones IP
Desde hace un par de años atrás, se ha vuelto muy popular el término “Internet de las Cosas” (IoT), utilizado para denominar la conexión M2M (machine to machine), que se refiere a la comunicación entre máquinas.
Esto es posible, ya que la mayoría de los dispositivos en la actualidad poseen chips y sensores capaces de recibir, procesar y transmitir información, logrando que dichos equipos tomen decisiones en tiempo real, lo que se conoce como fog computing.
A partir de la acelerada incorporación de artefactos con conexión M2M a la vida cotidiana se hace indispensable completar la transición de IPv4 a IPv6, donde desde microondas hasta semáforos necesitarían direcciones IP de este último tipo.
La ejecución de este proceso corresponde a las empresas de telecomunicaciones y proveedoras de servicios de Internet, de no hacerlo estaríamos ante la posibilidad de limitar la conectividad en algún momento.
Como dato curioso podemos citar que México hoy en día cuenta con un 37.83% de equipos conectados a Internet usando protocolos IPv6 (según el monitor de adopción a IPv6 de Google). Es así como junto a Brasil, conforman los países latinoamericanos con mayor cumplimiento de la transición.
Para finalizar tenemos que agregar que la llegada de la red de comunicación móvil de quinta generación (5G) facilitará la implementación del Internet de las Cosas, mejorando la velocidad de transmisión de datos hasta alcanzar los 10 Gigabits por segundo (100 veces más de lo que disfrutamos con ahora).
Por lo tanto, es fundamental la adopción definitiva del protocolo IPv6 en su totalidad para cubrir la demanda de direcciones IP en un corto plazo.
¿Tienes alguna duda o aporte sobre este tema?