La transformación digital es una filosofía amplia que probablemente puede generar confusión en una primera instancia. Identificar los mitos que se han originado a su alrededor y contrastarlos con sus realidades, es totalmente fundamental.
Es claro que para cualquier empresa es necesario incrementar sus oportunidades de negocio. Hoy en día la transformación digital (TD) se presenta como una transición obligatoria por la que deben pasar esas organizaciones que desean impulsar su productividad, evolucionar y permanecer activas en esta nueva era.
Mucho se ha hablado últimamente de este importante proceso transformacional, veamos algunos de sus mitos y realidades:
Mito #1: La transformación digital requiere un cambio radical del modelo de negocio
Esto no es totalmente cierto. Implementar la TD no implica necesariamente hacer una reestructuración completa de la compañía. Tiene que ver más con apoyarse en estrategias digitales para maximizar su potencial, así como también propulsar su actividad frente a la competencia y a las nuevas exigencias del mercado.
En este sentido, es recomendable efectuar un cambio escalonado estableciendo procesos conectivos entre la parte física y la digital. Hay que tomar en cuenta que existen varios factores a considerar antes de dar los primeros pasos para la TD, los cuales están relacionados íntimamente con la cultura organizacional.
Mito #2: Existe un modelo único para aplicar la transformación digital
La transformación digital no es un modelo sino una ideología, por lo tanto no existe una guía exacta o receta estricta para aplicarla. Cada empresa puede adaptar sus productos o servicios y procesos internos a entornos digitales, para mejorar la eficiencia y agregar valor a su propuesta.
El punto está en priorizar los aspectos que generen el impacto que se desea, al igual que enfocarse en resolver problemas por orden de relevancia. Esto depende mucho de las fortalezas y áreas de mejora de la empresa, así como también de los objetivos que desea alcanzar.
Mito #3: La trasformación digital está orientada a grandes corporaciones
Nada más lejos de la realidad. Desde las marcas personales hasta las multinacionales requieren tener presencia en el mundo virtual, automatizar la mayoría de sus procesos y utilizar herramientas digitales que les permitan una gestión óptima de la información y faciliten la interacción con sus clientes y colaboradores.
Toda entidad comercial puede aprovechar las bondades de la transformación digital, sin importar su tamaño o el sector al que pertenecen. El reto está en determinar cuáles son las tecnologías adecuadas a implementar, según su caso. Por otro lado, la única opción de crecimiento que tiene una pequeña empresa es emprender el camino hacia la tendencia transformacional.
Mito #4: El proceso de transformación digital debe estar a cargo del departamento de tecnología
Esto es lo que pareciera ser más lógico al tratarse en gran medida, de adoptar herramientas tecnológicas. Sin embargo, para garantizar el éxito de la transición al mundo digital, deben estar involucradas todas las áreas de la organización.
Realmente, la persona ideal para liderar el cambio es quien tiene la visión completa del negocio, el CEO (Chief Executive Officer). La mayor autoridad de la compañía es quien debe tener claro cuáles son los objetivos finales de la transformación y tener la capacidad de promover las acciones necesarias para ejecutar el plan.
Mito #5: La tecnología es el elemento clave de la transformación digital
La tecnología es el medio, pero no es el fin. Reformar el modelo de negocio implica definir estrategias, contar con un liderazgo comprometido y apropiarse de una nueva cultura. Del mismo modo, adecuar las metodologías de trabajo de los empleados y la manera de interactuar con los clientes, son otros elementos a considerar.
Para profundizar en las objeciones contra este mito, es conveniente conocer un poco más sobre los pilares fundamentales de la transformación digital.
Entre mitos y realidades, la verdad absoluta es que la transformación digital no es opcional para las empresas ya existentes. Y para las que están naciendo, es un marco referencial para que sus modelos sean creados acorde al momento de la evolución tecnológica que se vive, con todas las implicaciones que esto sugiere.
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